cenicienta
Hubo una vez una joven muy hermosa que no tenía padres. La criaba su madrastra junto a sus dos hijas. La hijastra era quien realizaba los duros trabajos de la casa. Sus vestidos siempre estaban manchados de ceniza, por ello la llamaban CENICIENTA. Y mientras Cenicienta fregaba, su madrastra y hermanastras iban a la fiesta del príncipe. Ella lloraba y lloraba sabiendo que su sueño nunca se haría realidad.
Pero lo que Cenicienta desconocía era esa solución al mundo alternativo que le toca, esa evasión de la realidad, ese poder de la imaginación con el que se llega al más allá. Así es como, un día pudo recrear una nueva vida, paralela a la realidad, que le dejaba espacio para soñar y conseguir todo lo que hubiese querido adquirir. Esa nueva vida donde ella era la princesa del cuento, y donde el sueño más imposible, podría hacerse realidad.